domingo, 29 de marzo de 2015

POR UN DEBATE SOBRE EL MODELO DE ESTADO

Sin entrar en si cada uno y una de nosotros/as es o no monárquico/a o republicano/a, si que es cierto que existe una división en el seno de la opinión pública en torno a cada uno de estos modelos, y en cualquier sociedad democrática se han de abordar temas fundamentales, y este indudablemente lo es. Soy consciente que el debate se esta desvirtuando desde muchos flancos, que si es un debate menor, si hoy por hoy hay otras preocupaciones, que si la monarquía es garantía de estabilidad y lo "otro", es decir la república, es obra de radicales, antisistemas, etc.
Bien, a mi modo de entender hay bastantes razones que ponen entre paréntesis y en cuestión la naturaleza o formato de la actual jefatura del estado, de la monarquía,  y todas ellas se diluirían como azucarillo con un refrendo popular. Las razones que entiendo son:
  1. La monarquia actual no tiene, no ha tenido nunca legitimidad de origen, aunque ciertamente cumplió su papel en la transiciónDeviene de una dictadura, y fue el propio dictador el que impuso a su sucesor "a título de.rey". Es un silogismo bastante facil de seguir: si la dictadura en si misma deriva de un acto ilegal como fue el golpe de estado de Mola, Franco y otros militares que, después de una cruenta guerra civil, impuso un régimen dictatorial totalmente ilegal e ilegitimo, hay que entender que todos los actos derivados del mismo también lo son, y la dinastía lo es. 
  2. No se puede pretender que esta legitimación se obtuvo con el referéndum a favor de la actual constitución (año 1978). No, en aquellos tiempos el debate o lo importante era dictadura o democracia, y en el pack de la segunda se incluía de serie la monarquía: coloquialmente hablando, no había color. Hoy en  día la situación es muy distinta, y la monarquía tiene que legitimarse si o si en las urnas.
  3. En consecuencia, tenemos un poder en la cúspide del estado democrático que no lo es, aunque lo parezca y formalmente el actual rey FELIPE VI (y también su antecesor) esté actuando como una monarca constitucional y parlamentario. Esto no es suficiente, por la misma razón que una persona puede tener muchos conocimientos matemáticos pero para ejercer como docente ha de obtener una  titulación previa y otros requisitos.
  4. Consideraciones históricas. No vienen  mucho al caso, y sería excesivamente pretencioso en un escrito que tan solo pretende situarse en uno de los márgenes del debate, pero si repasamos la historia moderna y contemporánea de la dinastía impuesta por una guerra (la de Sucesión a la Corona de España, en los albores del siglo XVIII) no es que salgan muy bien parados sus representantes, con honrosas excepciones (Carlos III ?)...
Por último una breves consideraciones:
  • ¿Todavía una Ley Sálica que pone por delante a los varones sobre las mujeres en la descendencia monárquica? ¿No proclama nuestra Constitución la no discriminación por sexo y la igualdad de hombres y mujeres?
  • Todo lo dicho no evita nuestro reconocimiento a una primera etapa del reinado de Juan Carlos I y su magnífico papel en la neutralización del 23-F, que en su momento fue quizás imprescindible y fundamental para la democratización de España
  • El hecho de que claramente hay otras "preocupaciones"  para la opinión pública no debe ser obstáculo para que se plantee un debate que resulta necesario; no se puede obviar con la excusa que existen otras cuestiones. A ver si atendiendo lo urgente nos olvidamos de lo importante.

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